"La inmensa mayoría de los venezolanos tenemos interés de que entre los dos países haya paz y que las relaciones históricas, culturales, políticos económicas que han existido durante muchísimo tiempo se mantengan y se fortalezcan dentro de las posibilidades de un desarrollo común", dijo.
"Nosotros no tenemos interés en convertir el conflicto entre Venezuela y Colombia en un problema de política interna como lo pretende hacer el presidente Hugo Chávez, queremos con las propuestas colocarnos como un factor que busca contribuir con la paz para que no exista ninguna posibilidad de un confrontación bélica".
Mujica aseveró que la Mesa de Unidad apuesta a la paz "en el contexto de un conflicto que parece que nadie salvo el presidente venezolano desea. Esta situación está en abierta minoría y la rechazan no sólo quienes adversamos al oficialismo, sino que no tiene apoyo de la mayoría de los venezolanos".
Felipe Mujica explicó que el documento presentado por la Comisión Internacional obedeció a un consenso no sólo de los integrantes de la Mesa de Unidad, sino que se elaboró con la contribución de profesores universitarios y diplomáticos.
"Buscamos un camino para conversar con el gobierno venezolano, queremos dialogar con los Colombianos y con todos los países de América Latina. Somos abiertos partidarios de una salida pacífica, no le demos oportunidad a un conflicto como estrategia electoral o como estrategia de distracción ante los déficits gubernamentales, no vamos a contribuir a eso" enfatizó Mujica.
Por su parte el vicepresidente de Asuntos Internacionales de COPEI Partido Popular Juan Francisco Contreras dio lectura al documento que se presenta a continuación:
SECTORES DEMOCRÁTICOS PRESENTAN PROPUESTA PARA LA PAZ ENTRE VENEZUELA Y COLOMBIA
De nuevo los pueblos de Colombia y Venezuela sufren los efectos de una situación conflictiva entre sus gobiernos. Es la dura experiencia que se ha venido repitiendo con preocupante frecuencia en los últimos años. No obstante, las cuestiones en disputa, el tono y, últimamente el contenido del discurso oficial constituye una inesperada y grave amenaza para la paz entre dos pueblos que están obligados por la historia y por la geografía a conservar relaciones de hermandad.
Venezuela y Colombia exhiben ante el resto de los países de nuestra América el raro privilegio ser los únicos que, a lo largo de casi 190 años de vida independiente, han vivido momentos de tensión y de conflicto pero jamás han llegado a empuñar las armas el uno contra el otro. En todas las circunstancias en que ha habido enfrentamientos políticos o diplomáticos han sabido escoger y transitar el camino de la convivencia y de la paz.
Aparte de los grandes peligros que entraña la posibilidad de un conflicto armado entre los dos países, la gente de la frontera vive ya un estado de zozobra y de desorganización de sus condiciones de vida cotidiana. Además, los efectos económicos y sociales son literalmente devastadores para una población de cerca de tres millones de venezolanos y colombianos, quiénes se ven continuamente perturbados en sus quehaceres diarios por el cierre de pasos fronterizos y la instalación de controles innecesarios. La pérdida de empleos, el encarecimiento del costo de vida, el desabastecimiento en bienes esenciales y la angustia de no saber qué pasará mañana, son sus preocupaciones principales. Los ciudadanos de la frontera son sometidos a situaciones de violencia que en el tiempo sólo pueden generar profundo malestar social con consecuencias impredecibles.
Unas relaciones respetuosas entre Venezuela y Colombia son necesarias y esenciales para ambos países; además, contribuyen a la paz, la estabilidad y la seguridad regional, así como a la integración entre nuestros pueblos. Por ello, preocupa de manera especial el estado de deterioro y las tensiones que han alcanzado estas relaciones. Se ha perdido la confianza entre las más altas autoridades y se han afectado los mecanismos políticos diplomáticos tan fundamentales para fomentar medidas de confianza mutua entre las partes. El comercio bilateral, que tanto beneficio ha traído a ambas sociedades en materia de empleo, ingresos y aprovisionamiento de manufacturas y alimentos, y que ha crecido extraordinariamente durante los últimos años, se ve seriamente afectado como consecuencia de los roces y constantes controversias.
Comprometidos con la paz y unas relaciones estables y productivas con nuestros vecinos proponemos lo siguiente:
El establecimiento de un mecanismo de resolución pacífica de controversias, como es el caso de la facilitación, apoyada por parte de un grupo de países "Amigos de Venezuela y Colombia" para:
1.- Suscribir un Acuerdo que regule las relaciones entre Venezuela y Colombia, el cual contendría, como mínimo, los siguientes compromisos:
a) Que sobre los distintos temas envueltos en las relaciones entre ambas naciones sólo declararen públicamente los Presidentes y los Ministros de Relaciones Exteriores.
b) Que se reactiven los mecanismos de cooperación política a nivel de Cancilleres y Viceministros de Relaciones Exteriores para mantener un diálogo bilateral continuo y proactivo.
c) Que se reactive la Comisión Binacional de Fronteras, COMBIFRON, a nivel de las Fuerzas Armadas de ambos países, con la finalidad de coordinar acciones de inteligencia combinada y cooperar en la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y el crimen binacional organizado; así como el Memorándum de Entendimiento para la Verificación de Incidentes Fronterizos, para hacer más eficientes los sistemas de coordinación, cooperación y vigilancia entre las respectivas autoridades civiles y militares.
d) Que se convoque a una Mesa de Cooperación Económica y Comercial, con participación de representantes del sector privado de uno y otro país, en particular las Cámaras binacionales, para que determinen y convengan la forma y manera cómo se desarrollará el intercambio bilateral y otras acciones económicas, teniendo como base los acuerdos de la Comunidad Andina que están vigentes hasta el 26 de abril de 2011.
e) Que se adopte un acuerdo bilateral para regular el intercambio comercial cuando fenezcan las obligaciones derivadas de la Comunidad Andina.
2.- Que se negocie y se adopte un Pacto Bilateral de No Agresión con mecanismos internacionales convenidos de verificación.
En razón de la gravedad de la crisis, consideramos nuestro deber informar a los representantes diplomáticos y de los organismos internacionales acreditados ante el gobierno nacional, sobre los alcances de esta propuesta con el deseo de generar una positiva matriz de opinión internacional para la búsqueda de una eficaz solución a tan delicado problema.
Fuente: Prensa Copei
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